Son sus ojos tristes.
Tétricos sueños y el pasado se avoca
Siento su sentir y deseo que el traje absorba mi sangre lentamente
Mientras estoy en sus ajenos brazos.
Juntos son vainilla y chocolate
Se estremecía con brutalidad
Le causaba adicción sus encuentros,
La respiración profunda y el idioma indescifrable
Blanca y suave sobre su perfección
El aroma llenaba las entrañas y los ojos se humedecían
Muy intenso como para vivir lejos de aquel placer
Que dejaba divagar por sus labios mordaces
El vientre febril termina repleto de furia
Y la angelical paz vuelve a reinar
El es el verdugo desvergonzado
Ella sabía volar.