Tú eras la incondicionalidad, el amor verdadero.
El abrazo justo y la lealtad.
Nuestros corazones eran uno solo
Nuestros latidos seguían el mismo compás,
Sangre de mi sangre.
Cuando estoy a la deriva tu recuerdo me rescata,
Tú me das fuerza y me haces grande.
La muerte no existe.