Se me arrebató la piel marchita y suave dulzor
Que se encuentra podrida y pestilente
Regocijo recordar tu atisbo esplendor
Donde cavidades necrósicas infectan tu perfección
Tu aura cítrica abarcaba mis entrañas con satisfacción
Ese hedor a óbito que no desvanece
Contamina lentamente mi desesperación
Adoración a tus caricias que rehusé
Rígido cuerpo gélido te encontraré
Profanar tu descanso inocular mi savia
Lánguidos órganos
Maligna afección te invadía
Carcinomas en tu cuerpo y mi médula
La sangre calcinando nuestra apetencia
Compartir la misma instancia
Fenecía a tu lado sin discernir.Nunca te olvidaré, dios es justo.
